Anoche en uno de esos momentos de reflexión del día se me
vino a la cabeza mi trayectoria por la representación estudiantil de la
Universidad. Lo sé, soy una friki sentimental.
Y da la casualidad de que hoy hace justo un año del que fue
posiblemente el mejor día de toda esa trayectoria.
Hace poco más de un año tomé una de las decisiones más difíciles
durante mis años de Universidad. Decidí salir de mi zona de confort. Decidí
dejar una etapa atrás para ser fiel a mí misma, decidí que todo lo bueno que había
pasado en el lugar donde estaba, simplemente ya había pasado, que la balanza
empezaba a inclinarse hacia el otro lado y que debía empezar a valorar más mi
propio trabajo. La dificultad se encontraba pues, en dejar atrás grandes
momentos, grandes personas y grandes proyectos. Pero nunca debemos anclar
nuestro afán de superación, nunca debemos dejar tambalear nuestros valores y
nunca merecemos sentirnos infravalorados. Estaba segura de llevarme más aprendizaje del
que podría haber adquirido en cualquier otro lugar y de haberme convertido en
mejor persona y alguien más fuerte tras librar algunas batallas. Gracias a
aquellas personas que me enseñaron a conocer y diferenciar lo que quería y
sobre todo, lo que NO quería para mí.
Hace poco más de un año pensé que no debía desperdiciar todo
lo aprendido, todo lo trabajado, el esfuerzo, todo lo agradecido por los demás.
Hace poco más de un año tuve la loca idea de crear algo
desde 0 y lanzarme a por todas sin importar las adversidades ni el qué dirán, y
decidí acompañarme para ello de otras personas comprometidas y con la suficiente
empatía como para dedicarse a los demás.
La representación estudiantil es un concepto un tanto
abstracto, desconocido, ingrato y pocas veces llevado a cabo con coherencia y
compromiso. Pero nosotros lo hemos hecho.
Hace hoy un año tuve la valentía de comprobar que podía
conseguir lo que me propusiera por mí misma, pude materializar de manera real
mi trabajo por los demás, pude comprobar que me rodeaba de la gente correcta.
Hace un año dije "esta soy yo y estos son mi principios, y aunque no te gusten
no los cambio". Hace un año comprobé que las cosas se ganan con esfuerzo,
dedicación, humildad, honestidad e ilusión.
Gracias a quienes apostaron por nosotros en las urnas y
fuera de ellas, gracias a quien me acompañó 12 horas al día durante una semana
en el hall de la Facultad y dejó sus cosas para darlo todo por lanzar nuestro
proyecto. Gracias a los que no confiaron en mí porque me dieron fuerzas para
lograrlo. Gracias a los que compartisteis a pesar de no comprender la
importancia y emoción ante ese reto.
Hace un año en este momento estaba nerviosa, expectante,
intrigada. Y unas horas después estuve feliz, orgullosa y agradecida. Con una
sola semana desde el nacimiento de Diferencia conseguimos un resultado más que
satisfactorio. Y estoy segura de que los que seguirán con ello darán la talla y
mejoraran el resultado con cada proyecto que se propongan, tan solo hace falta
creer en lo que hacéis y no esperar nada a cambio. Confío en vosotros mi "bebé",
que aún se está gestando y que espero hagáis crecer.